Estimados todos (as).
Unas breves palabras al inicio de esta gestión 2016.
Como comunidad Ignaciana estamos inmersos en un proceso de mejora y la consecuente certificación de nuestro trabajo. Un aval que refrende que somos Colegio y que, además, somos ignacianos. Estamos dedicados al examen, a la autoevaluación y a la divulgación de trabajos de reflexión y análisis sobre temas pedagógicos, administrativos, comunitarios, apostólicos y otros de interés para conocer, asumir y reafirmar nuestra identidad. Empeñados en comunicar propuestas, programas y experiencias educativas dentro de un proceso de mejora constante.
Recordemos que el objetivo último de la educación “Del Sagrado Corazón”, como de todas las Instituciones educativas de la Compañía de Jesús, es formar “varones y mujeres para los demás con los demás”, o personas que comprendan que el fin último de su vida es “en todo amar y servir”. Dicho con las palabras del P. Peter H. Kolvenbach S.J. “hombres y mujeres competentes, conscientes, comprometidos y compasivos”. Personas de las 4 ces.
El Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) pide partir de la experiencia y demanda la contextualización y la reflexión permanentes que lleven a una acción comprometida en la humanización de la sociedad, evaluando si se está logrando lo pretendido y querido. Lo buscado y soñado. Lo sentido y asumido. Lo escuchado y pedido.
Debemos empeñarnos en prácticas pedagógicas, administrativas, comunitarias, apostólicas que contribuyan a la formación y consecución de la excelencia humana desde las “4 ces” antes mencionadas, especie de pilares y trasfondo de la educación jesuita. Añadiendo “pedagogías” de la interioridad, del silencio, de la contemplación y del asombro, de la escucha y del diálogo, de la sensibilidad y de la solidaridad, de la creatividad y del aprendizaje permanentes, de la inclusión, de la alegría, del amor y de la ternura, del esfuerzo y de la voluntad, también la pedagogía de la esperanza.
Pido a nuestro Buen Dios que nos de sabiduría, buen corazón y la suficiente dosis de buen humor para seguir adelante.
P. Arturo Moscoso Pacheco, sj.
Director “Del Sagrado Corazón”.